Y el Becho. Era un personaje único. Un día, al llegar al ensayo pasé por el viejo Luna Park, el boliche de la esquina frente al Sodre, y me lo encuentro ante una grappa doble. Eran poco más de las nueve de la mañana. “¡Pero Becho; que barbaridad, a esta hora.!” Estaba con una compañera, Raquel Goldemberg, a la que yo le dije una vez; «pero che, tenés todas las desgracias; mujer, judía, rusa, comunista y para colmo música. Te falta ser hincha de Peñarol para tenerlas todas.» - «Bobito; ¿y de quién te crees que soy?». Las tenía todas nomás. Entonces el Becho se sonríe y: «che rusa, decile a este que es la segunda.». Y era realmente la segunda; no se andaba con chiquitas. Invariablemente llegaba tarde. Como delegados fuimos a hablarle. «Mirá; no te vamos a poder defender, no tenemos argumentos.» De acuerdo al reglamento, podían despedirlo. «Saben lo que pasa, me pongo a estudiar en la quinta. (era en lo de Renee Pietrafesa en la calle Suárez) me quedo hasta las cuatro y me duermo. De ahora en adelante lo voy a hacer en el Sodre, me acuesto en un palco, y cuando llegan me despierto.» Se despertó en el intervalo. El decía que Zitarrosa era famoso gracias a él.
En una oportunidad Alfredo daba dos recitales seguidos en el Solís. Además de las guitarras, se contrató una orquesta de acompañamiento; en ella, no podía faltar el Becho. Terminó la primera parte y fuimos al boliche; cuando era el momento de volver le digo: «Becho; vamos que terminó el intervalo».-y él, sin abandonar su grapa, «En el primer tema no toco».- «¿Estás seguro?»- « claro; ¿te creés que soy un irresponsable?.» Entré al teatro, Alfredo andaba con su infaltable vaso en la mano. Conociendo el paño, «¿y Becho?», «dice que en este no toca.» Alfredo, que era un profesional a carta cabal, estaba furioso; en ese tema faltaron el Becho y su violín.
La orquesta tenía una sociedad llamada Cossodre. Círculo de la 0. etc. Con su presidente, tesorero, vocales, etc. Su cometido eran reuniones de camaradería, comedería y festicholas anuales. Como yo andaba siempre metido en cuestiones gremiales, me agarraron para eso también. Pero agarré de presidente que es una figura decorativa y no hace nada; solo firma resoluciones de otros y avisos mortuorios. Flor de vivo. Bah, no tanto; después de todo como ya dije, ni una casita en Carrasco y tampoco en la Barra. Pero también fui delegado gremial varios años; se me dio el sueño de Sanguinetti, fui reelecto varias veces; éramos tres por períodos bi anuales. Tuve en cada uno de ellos de compañeros a Häberli, Mussetti, Lasca, Gamba y no recuerdo si alguien más.
Hasta que en la época de Pacheco nos sacaron por agitadores peligrosos. Eso lo contaré después.
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